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Estos contenidos están tomados de la siguiente publicación: “Los
aspectos económicos del deporte”, José M. Domínguez, Colegio de
Economistas de Málaga, 2006.
Consecuencias para la actuación de los sectores público y privado: especial referencia a los fallos del mercado
Si se prosigue el análisis, se concluye que el mercado presenta importantes fallos en relación con el deporte, lo que tiende a conducir a una subprovisión del mismo. Las razones son variadas, y entre ellas pueden destacarse las siguientes (recuadro 1):
- Existen efectos externos positivos asociados al deporte (como es sabido, un efecto externo se da cuando una acción de una persona repercute en otra sin que la causante reciba ninguna compensación, cuando es positiva, ni tenga que pagar un coste, cuando es negativa): el deporte origina un mejor estado de salud de la población, lo que lleva a una mayor productividad, a un mayor beneficio de las empresas y a una mejor situación de la economía nacional.
- El deporte es una de las vías más efectivas para evitar la delincuencia y lograr implantar un estilo de vida sano entre los jóvenes.
- Existencia de una demanda opcional de servicios: los individuos pueden obtener satisfacción por el hecho de que tienen la opción de utilizar ciertos servicios (vg., uso de instalaciones deportivas). Si la probabilidad de uso no compensa el pago de las cuotas de un club, no podrían disfrutar de esa demanda opcional, ya que los oferentes privados no estarían dispuestos a suministrar unos servicios sujetos a una demanda tan incierta.
- La divergencia entre los beneficios del deporte percibidos por el deportista, a causa de la existencia de incertidumbre, y los beneficios reales para la sociedad le puede inducir a invertir menos tiempo del socialmente deseable en la realización de actividades deportivas.
- La práctica del deporte se revela como un medio eficaz de alcanzar los objetivos públicos en materia de salud, e incluso de forma más eficiente, en su vertiente preventiva, que las medidas terapéuticas.
- También algunos aspectos del deporte presentan características de bienes colectivos (denominados habitualmente, de una forma un tanto incorrecta, bienes públicos), para los que no es conveniente la exclusión de ningún individuo, al menos mientras no se alcance el límite de capacidad. En algunos casos, se trata de bienes colectivos puros, como el éxito deportivo internacional. Esta misma característica puede tener también connotaciones relevantes a escala regional e incluso local. Son bien conocidas las razones por las que el mercado falla en la provisión de bienes colectivos puros. Dada la imposibilidad de excluir a una persona del disfrute de un servicio una vez que éste se ha establecido, a cada individuo aisladamente considerado le interesa esperar a que los demás implanten el servicio en cuestión, sin manifestar sus preferencias por el mismo, sabiendo que finalmente se beneficiará de él. Es el conocido problema del free rider (polizón): si todo el mundo hace el mismo razonamiento, un servicio que es útil desde el punto de vista social quedará sin ser suministrado en la práctica.
No es menos cierto que puede argumentarse que el deporte también origina efectos externos negativos (lesiones, formas de vandalismo, prácticas de dopaje, canalización de rivalidades entre ciudadanos de diferentes territorios…), pero, en su conjunto, los aspectos positivos son netamente superiores a los negativos.
Las anteriores razones justifican que el mercado, si actúa por sí solo, genere una asignación ineficiente de recursos en relación con el deporte. Si se aceptan los postulados tradicionales de la Teoría de la Hacienda Pública, quedaría justificada la intervención del sector público para corregir las deficiencias de la actuación del mercado y tratar de aumentar el bienestar social. Ahora bien, es importante destacar dos cuestiones: de un lado, la intervención del sector público no tiene por qué traducirse necesariamente en producción pública, sino que puede lograrse un resultado equivalente mediante la subvención de la producción privada; por otro lado, aunque tradicionalmente se ha venido considerando que un fallo del mercado es condición necesaria y suficiente para justificar la intervención pública en la economía, hoy día dicho planteamiento tiende a ser descartado y se considera que el fallo del mercado es una condición necesaria, pero no suficiente, para la intervención pública, debiendo contraponerse el fallo del mercado con los potenciales fallos que también pueden darse en la actuación del sector público.
La justificación de la intervención del sector público en el ámbito del deporte tiende a sustentarse adicionalmente en el concepto, ciertamente controvertido, de bien preferente: aquél que se considera deseable desde el punto de vista social, con independencia de la valoración realizada por los ciudadanos.