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Estos contenidos están tomados de la siguiente publicación: “Los
aspectos económicos del deporte”, José M. Domínguez, Colegio de
Economistas de Málaga, 2006.

Definición de deporte

Ante un trabajo de esta naturaleza, parece lógica la necesidad de proceder a delimitar inicialmente el deporte como actividad. Sin embargo, inmediatamente nos encontramos con el importante escollo de que no existe una definición precisa del deporte, y de que no resulta fácil efectuar una distinción respecto a las actividades de ocio1. El estudio del deporte desde un punto de vista económico tropieza así con la dificultad derivada de la inexistencia de una delimitación adecuada de tal actividad. De hecho, existe una amplia y variada gama de actividades cubierta por dicho término.

Incluso ha llegado a afirmarse que nadie ha logrado definir, con una aceptación general, en qué consiste el deporte2. Así, en Beyer et al. (1987) sostienen que “es imposible dar una definición precisa del deporte debido a la gran variedad que este término tiene en el lenguaje coloquial. Todo lo que se entiende por deporte está menos determinado por el análisis científico de sus límites, que por su uso cotidiano y por los vínculos históricamente desarrollados y transmitidos con las estructuras económicas, sociales y deportivas”. A su vez, Radford ha señalado que “la definición de deporte plantea algunos problemas: la mayoría de las personas suele evitar definirlo, pero creen que lo reconocen cuando lo ven”.

 Por ello, quizás lo más pragmático sea apelar a una cita de autoridad, como puede ser la que aporta la Carta Europea del Deporte, en la que se incluye una de las definiciones más conocidas, recogida, por cierto, en el preámbulo de la Ley Andaluza del Deporte: se entiende por deporte “cualquier forma de actividad física que, a través de participación organizada o no, tiene por objeto: la expresión o mejora de la condición física y psíquica, el desarrollo de las relaciones sociales o la obtención de resultados en competición a todos los niveles”.

Según algunos conocidos especialistas (Rodgers), son cuatro los elementos básicos que están presentes en el deporte: a) implicación de una actividad física; b) práctica con una finalidad recreativa; c) existencia de un elemento de competencia; d) realización dentro de un marco institucional. Como puede comprobarse, no es complicado aportar argumentos que cuestionen o maticen este planteamiento, lo que podría situarnos en una controversia bastante abierta. Así, por ejemplo, el requisito de realización de una actividad física puede ser cuestionable ante una modalidad deportiva como el ajedrez, basada esencialmente en la capacidad intelectual. De otra parte, la práctica con finalidad recreativa no necesariamente ha de estar presente cuando el practicante no persigue fines de ocio3. Igualmente la existencia de un elemento de competencia debiera ser matizada ante la posibilidad de practicar deporte de una manera totalmente aislada, donde el rasgo a destacar sería más bien la superación de determinados objetivos4. Por último, la insistencia en la necesidad de realización dentro de un marco institucional llevaría a excluir la práctica del deporte de manera no organizada.

En definitiva, las anteriores pinceladas son más que suficientes para dejar patentes las dificultades existentes para efectuar una demarcación del deporte como actividad, lo que nos obliga a reconocer que éste se ha convertido en un fenómeno complejo, polifacético, heterogéneo y de enorme alcance.


1 Késsene (2001) va más allá y apunta la dificultad de distinción entre el sector deportivo y otros sectores relacionados, como los de entretenimiento, recreación o turismo.

2 Según Cagigal (1981), “nadie ha podido definir, con general aceptación, en qué consiste el deporte, ni como realidad antropo-cultural, ni como realidad social … el deporte cambia continuamente sus manifestaciones más populares y amplía sus significados, tanto como actitud y actividad humana individualmente asumida, como realidad social compleja”.

3 Aunque ya W. Shakespeare pareciera apuntar la diversión como rasgo del deporte: “si todos los días fueran fiestas deportivas, entonces el deporte sería tan aburrido como el trabajo”.

4 No obstante, para The Economist (1998), el deporte debe implicar siempre competencia: “sin ella sólo hay ejercicio”.

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