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Estos contenidos están tomados de la siguiente publicación: “Los
aspectos económicos del deporte”, José M. Domínguez, Colegio de
Economistas de Málaga, 2006.

La financiación de las instalaciones deportivas

La financiación de las instalaciones deportivas es un tema que concita una considerable atención: ¿deben ser subvencionadas las instalaciones donde juegan los equipos profesionales? La respuesta a esta pregunta depende de si la presencia de un equipo en una ciudad beneficia sólo a los aficionados o tiene, por el contrario, una influencia positiva más amplia. Apenas se presta a discusión que dicha presencia tiene repercusiones positivas para otras personas y para la imagen de la ciudad. Si esto es así, podría justificarse la concesión de una subvención pública en proporción a dichos efectos externos positivos. La polémica está, no obstante, garantizada, si se pretende cuantificar la magnitud exacta de dichos beneficios (recuadro 1).

Recuadro 1

En este contexto, no pueden olvidarse algunas de las características y efectos económicos ligados a los equipos profesionales. Como se ha señalado anteriormente, éstos presentan parcialmente aspectos de bien colectivo (local, regional, nacional o internacional). La existencia de clubes profesionales conlleva una serie de efectos externos positivos (estímulo de la práctica del deporte entre la población, vehículo para acciones humanitarias, conocimiento y difusión de la imagen de ciudades, intercambios y contactos culturales, motor de arrastre del deporte base y de la práctica del deporte entre niños y jóvenes…), aunque, en el otro lado de la balanza, hay que colocar los efectos externos negativos (costes de aglomeración, posibles acciones violentas…). Por otro lado, aun cuando haya que tener en cuenta las matizaciones que más adelante se señalan, no hay que olvidar que el deporte profesional genera importantes efectos inducidos sobre la actividad económica (construcción y mantenimiento de instalaciones deportivas, demanda de servicios de transporte, desplazamiento de aficionados, consumo de bienes y servicios asociados a la celebración de partidos, merchandising, actividad promocional para la celebración de grandes eventos deportivos, uso de instalaciones para otras actividades, fomento de los medios de comunicación…).

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