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#12 Quini. 13 atletas que quebraron y lo que podemos aprender de sus errores

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La gestión financiera emerge como un pilar esencial para los atletas profesionales, dado que su estabilidad y prosperidad económica a largo plazo están indudablemente ligadas a ella. Lamentablemente, un número significativo de deportistas enfrenta problemas de liquidez temporales, llegando a experimentar situaciones de insolvencia, a pesar de las enormes sumas de dinero que pueden acumular en un período de tiempo relativamente corto. La falta de una educación financiera adecuada, unida a la ausencia de un asesoramiento especializado y confiable, son factores fundamentales que contribuyen a estos desafortunados sucesos.

No resulta inusual encontrar casos de atletas cuyos gastos exceden sus ingresos, que invierten en empresas de alto riesgo, o que confían su patrimonio a asesores financieros ciegamente. Con el propósito de subrayar la importancia de una correcta gestión financiera, en esta serie de artículos exploramos las historias de trece atletas profesionales que se enfrentaron a problemas financieros en esta área esencial. Mediante el estudio de estos casos, nuestro objetivo es que otros deportistas y usuarios de servicios financieros puedan extraer lecciones valiosas, evitando de este modo replicar los mismos errores.

¿Quién fue Enrique Castro González “Quini”?

Enrique Castro González, conocido como «Quini», fue uno de los futbolistas más destacados de España durante las décadas de 1970 y 1980. Nacido en Oviedo el 23 de septiembre de 1949, Quini destacó principalmente por su paso por dos equipos: el Sporting de Gijón y el Fútbol Club Barcelona.

Inició su carrera profesional en el Real Oviedo, pero fue en el Sporting de Gijón donde realmente brilló. Allí, en dos etapas (1968-1980 y 1984-1987), Quini se convirtió en un ídolo y un referente, marcando un total de 214 goles en 381 partidos. Durante su tiempo en Gijón, Quini ganó en cinco ocasiones el Trofeo Pichichi, otorgado al máximo goleador de la liga española.

En 1980, Quini fichó por el FC Barcelona, donde jugó hasta 1984. En el club catalán, Quini ganó dos Copas del Rey (1981 y 1983), una Supercopa de España (1983), una Copa de Campeones de Copa de la UEFA (1982) y una Copa de la Liga (1983). Además, también consiguió dos Trofeos Pichichi más, sumando un total de siete en toda su carrera, un récord solo superado por Lionel Messi.

Quini es recordado por sus logros deportivos, por su carisma y su humanidad. Su secuestro en 1981, que tuvo en vilo a toda España durante 25 días, es uno de los episodios más dramáticos de la historia del fútbol español, pero Quini demostró una enorme fortaleza durante y después de este evento.

El secuestro de Enrique Castro «Quini» es uno de los episodios más inquietantes de la historia del fútbol español. Este incidente ocurrió el 1 de marzo de 1981, cuando Quini, en ese momento jugador del FC Barcelona, fue secuestrado por dos delincuentes armados al salir de un partido contra el Hércules en el Camp Nou.

El secuestro

Quini fue abordado por los secuestradores, quienes lo obligaron a subir a un vehículo y lo llevaron a un lugar remoto en Zaragoza, donde permaneció cautivo durante 25 días. Los secuestradores, un desempleado y un mecánico, buscaban un rescate de 100 millones de pesetas (alrededor de 600.000 euros) para liberarlo.

El secuestro tuvo un gran impacto en la sociedad española y en el mundo del fútbol. El FC Barcelona sufrió en el terreno de juego durante su ausencia, perdiendo el liderato de la liga y siendo eliminado de la Copa de Europa.

El 25 de marzo de 1981, después de extensas investigaciones policiales, Quini fue liberado en un operativo que terminó con la detención de los secuestradores. El jugador volvió a casa sano y salvo, aunque visiblemente afectado por la experiencia.

A pesar del trauma, Quini decidió continuar con su carrera y volvió a jugar con el Barcelona solo dos semanas después de su liberación. Su actitud de perdón hacia los secuestradores y su fortaleza para superar el incidente impresionaron a muchos, reforzando aún más su estatus de ídolo.

Problemas económicos

La vida cotidiana de Quini transcurría en un humilde apartamento de un barrio obrero en Gijón, compartiendo sus días con su esposa. A pesar de que los ingresos de los futbolistas de su época no se comparan con las elevadas sumas que se manejan actualmente en el mundo del fútbol, Quini tuvo la posibilidad de acumular un considerable patrimonio. Sin embargo, un desafortunado negocio de indumentaria deportiva, del cual era avalista desvaneció gran parte de su fortuna acumulada durante sus años como goleador.

Tras su retirada del fútbol, Quini demostró una notable humildad y no dudó en dedicarse a la venta puerta a puerta de espacios publicitarios en cerillas, calendarios o bolígrafos. Esta etapa de su vida perduró hasta que el Sporting de Gijón, el equipo en el que se había formado y con el que tenía mayor vinculación emocional, lo invitó a retornar como delegado del primer equipo. En los últimos años de su vida, Quini se convirtió en el embajador del club, responsabilizándose de las relaciones institucionales y asistiendo a cada uno de los partidos. Su presencia magnética solía acaparar la atención, llegando incluso a opacar a algunos jugadores, ya que siempre había alguien ansioso por tomarse una fotografía con él o conseguir una firma en una camiseta, independientemente del equipo que representase. Con Quini, la rivalidad entre equipos quedaba en un segundo plano.

En 2011, lanzó la Fundación Quini-Hermanos Castro, una organización destinada a prestar ayuda a los niños necesitados. Según sus propias palabras reflejadas en la página web de la fundación: «He recogido con la mayor humildad que he podido el cariño de la gente. Ahora deseo devolver todo». Su generosidad era tal que no existía una asociación o acto solidario en el que no colaborase. Estaba siempre dispuesto a hablar sobre el cáncer si se lo solicitaban, o a visitar a enfermos en los hospitales. Fue galardonado por su contribución a las personas con discapacidad y prestó su imagen para campañas como la de la fibrosis quística, el banco de alimentos, el lazo rosa contra el cáncer de mama, entre otros.

¿Qué podemos aprender de los problemas económicos de Enrique Castro “Quini”?

La historia financiera de Enrique Castro «Quini» ofrece varias lecciones valiosas en términos de gestión financiera y planificación para el futuro. Aunque fue un exitoso futbolista, Quini también enfrentó desafíos económicos que pueden servir de guía para otros, especialmente para aquellos en el mundo del deporte.

La diversificación, en el contexto financiero, implica la dispersión de inversiones en una variedad de activos o sectores para reducir el riesgo de exposición a una sola fuente de incertidumbre. Al diversificar, se puede limitar la dependencia de una empresa o sector, creando así una red de seguridad financiera.

Si las inversiones se distribuyen inteligentemente entre varios sectores o tipos de activos, las pérdidas potenciales en un área pueden ser equilibradas o incluso compensadas por las rentabilidades en otra. De este modo, la diversificación puede actuar como un amortiguador contra los altibajos del mercado o el fracaso de un único negocio. Por lo tanto, al distribuir las inversiones entre diferentes oportunidades, es posible mitigar el riesgo de pérdidas catastróficas, permitiendo una recuperación más eficiente de los contratiempos financieros.

Además, la diversificación no se limita solo a invertir en distintos sectores, sino que también puede implicar diversificar en términos de geografía, divisas y temporalidad. Invertir en mercados internacionales puede proteger contra las fluctuaciones del mercado local, mientras que la diversificación temporal, o el «dollar-cost averaging», puede proteger contra las fluctuaciones del mercado a corto plazo.

Por otro lado, la trayectoria profesional de los deportistas, especialmente los futbolistas, es típicamente efímera en comparación con otras carreras. Las cimas de sus respectivas disciplinas se alcanzan a menudo a una edad temprana y la longevidad en su campo es limitada. En consecuencia, es crucial que los atletas implementen una planificación financiera sólida para garantizar su estabilidad económica en la vida post-deportiva.

Es fundamental que los atletas tengan en consideración una estrategia de ahorro e inversión durante su carrera. A pesar de los altos ingresos que muchos atletas pueden obtener en el apogeo de sus carreras, es vital que establezcan un plan de ahorro disciplinado. Las inversiones bien pensadas, preferiblemente asesoradas por expertos financieros, pueden ayudar a generar un flujo de ingresos sostenible para el futuro.

Los deportistas también deben considerar establecer un fondo de emergencia o un plan de contingencia. Este fondo puede ser un salvavidas en caso de desafíos financieros inesperados, como una lesión que termine prematuramente su carrera o una inversión que resulte desfavorable.

Por último, es fundamental que los deportistas también consideren la planificación de la jubilación. Aunque la jubilación puede parecer lejana durante los años de carrera deportiva, es imprescindible comenzar a planificarla desde una etapa temprana. Esto puede implicar invertir en planes de pensiones o fondos de jubilación que ofrezcan beneficios a largo plazo.

Aquí concluimos el capítulo de hoy centrado en Enrique Castro «Quini». En el mundo del deporte, son numerosos los atletas profesionales que han enfrentado adversidades financieras, y el exfutbolista profesional Enrique Castro «Quini» no es una excepción. En el próximo capítulo, cambiamos de continente y deporte para adentraremos en la historia de otra figura del deporte, Iran Barkley, analizando su bancarrota y extrayendo las valiosas lecciones que podemos aprender de ella.

De Rob Bogaerts / Anefo – http://proxy.handle.net/10648/ad2f35fe-d0b4-102d-bcf8-003048976d84, CC0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=66952349

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